Las patas de gallo son pequeñas arrugas que se forman junto a los ojos a causa del movimiento de los músculos de la cara.
En este post te contamos todo lo que debes saber sobre ellas.
¿Qué son las patas de gallo?
Las patas de gallo son pequeñas arrugas que se dan en el extremo exterior de los ojos. Estas se tratan de líneas de expresión producidas por la constante tensión y relajación de los músculos de la cara a lo largo de los años, que provocan surcos en las zonas donde la piel se pliega.
¿Por qué aparecen las patas de gallo?
Las patas de gallo pueden aparecer a raíz de diferentes factores. El primero y el principal es el envejecimiento, ya que la piel va perdiendo la capacidad de regenerarse e hidratarse con el paso de los años. Además, al ser una parte del cuerpo que exponemos de forma constante, este proceso se acelera. El mayor movimiento de la piel en esta zona es a consecuencia de las expresiones faciales, y como hemos comentado anteriormente, la exposición a factores externos.
Las personas realizamos miles de expresiones faciales al día, de ahí que las arrugas de expresión sean las primeras en aparecer. Además, las patas de gallo son las que se dan en una edad más temprana debido a que se ubican en una de las zonas con más movimiento cutáneo, el contorno de ojos.
La tensión a la que someten los músculos de la cara a la piel va provocando surcos en la epidermis que, al tener las fibras debilitadas y una hidratación insuficiente, no son capaces de recuperar la elasticidad previa. De esta manera, esa zona se va deshidratando y plegando cada vez más, formando arrugas cada vez más profundas.
¿Cuándo aparecen las patas de gallo?
Por desgracia, la aparición de estas arrugas faciales a las que llamamos patas de gallo no entienden de edad. Hay personas que las empiezan a aparecer a una edad temprana, y otras que no las sufren hasta después de los 50 o 60 años. Esto se debe a que el surgimiento de estas rugosidades de la piel dependerá de muchos factores, desde la propia edad, hasta la predisposición genética, sin dejar de lado los hábitos y procesos biológicos del cuerpo.
Si las primeras arrugas han comenzado a aparecer a partir de los 30 años de edad, es frecuente que sobre los 40 empiecen a marcarse más e incluso, que aparezcan pequeñas manchas en la piel. A partir de los 55 o 60 años este procedimiento se acelera, en especial en las mujeres debido a los cambios hormonales causados por la menopausia. Aunque este suele ser el desarrollo normal de las arrugas, aunque los tiempos pueden cambiar, como hemos mencionado anteriormente. Lo que es seguro es que tarde o temprano aparecerán, pero si la persona ha tomado medidas preventivas oportunas puede retrasarlas y facilitar los tratamientos posteriores.
Consejos para prevenir la aparición de patas de gallo
- Evita la exposición prolongada al sol. Como ya comentamos en un post anterior “El sol como principal causa del envejecimiento” la exposición prolongada al sol puede tener consecuencias fatales para la piel. Se trata de un factor determinante en la aparición de cualquier arruga, incluidas las patas de gallo.
- No fumar. El tabaco también reseca la piel y provoca la aparición de arrugas faciales prematuras.
- Dormir bien. Descansar de forma adecuada repercute en multitud de aspectos del cuerpo. No mantener unas horas de sueño adecuadas, influirá de forma directa en el envejecimiento de la piel, pues no permitirá que esta se relaje lo suficiente ni se recupere tras una larga jornada contrayéndose y dilatándose.
Esto hace que las fibras que componen la dermis se deterioren con mayor rapidez, y de esta manera, reduzcamos su flexibilidad.
- Buena alimentación. Como muchos otros cambios relacionados con la salud del cuerpo, mantener una alimentación rica y equilibrada puede ayudarte a retrasar el deterioro de la piel a causa del envejecimiento. En el caso de la piel, es importante tomar alimentos antioxidantes, los encargados de ayudar a regenerar las células.
- Hidratar la piel. Hablamos tanto de cremas hidratantes como de productos cosméticos antiarrugas. Existen productos especialmente diseñados para combatir las patas de gallo, que ayudan a estimular la circulación en esa zona.
¿Cómo puedo eliminar las patas de gallo?
Una de las opciones que destacamos es la dermoabrasión. Se trata de una técnica que consiste en eliminar las capas más superficiales de la epidermis, es decir, las más dañadas, mediante el uso de láser. Esto provoca pequeñas «heridas» que al sanarse, regeneran la piel y eliminan las imperfecciones. Estamos ante un tratamiento efectivo, no obstante, puede resultar un tratamiento agresivo, especialmente en pieles sensibles.
Otra técnica para eliminar las patas de gallo es el peeling químico. En este tratamiento se utilizan sustancias químicas-sintéticas para eliminar las capas dañadas de la piel.
Por último, el relleno facial consiste en la infiltración de ácido hialurónico en la zona para tensar la piel, lo que consigue un efecto lifting de la zona. Esta intervención está indicada para arrugas más profundas en las que los tratamientos anteriores no tienen la suficiente acción y lo mejor es que no precisa de anestesia.
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